Bautismo del Señor

Lluvia de esperanzas

Buscamos agua porque tenemos sed.
Buscamos la comunidad porque solos no podemos.
Buscamos y defendemos nuestras raíces para quedarnos en el monte.
Buscamos ponernos de acuerdo para mayores desafíos.
Desafíos más grandes para más vida.
Entusiasmarnos desde y con nuestras pobrezas, y así juntos descubrir cuantos recursos tenemos en nuestras manos.
Ser creativos hasta cada lluvia.
Ser creativos ante cada alambrada.
Ser creativos para golpear puertas que abren corazones.
Entre nosotros reconocernos como la levadura que fermenta la masa, y que se vuelve pan de vida y agua para nuevos bautismos.
Agua de vida, pozo de resurrección, compromiso de familias.
Lluvia de esperanzas.

(Marcos Alemán, SJ)

 

Liturgia del domingo

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Fiesta de la Epifanía

Cuando elevamos los ojos a Dios, los problemas de la vida no desaparecen, pero sentimos que el Señor nos da la fuerza necesaria para afrontarlos. “Levantar la vista”, entonces, es el primer paso que nos dispone a la adoración. Se trata de la adoración del discípulo que ha descubierto en Dios una alegría nueva, una alegría distinta.   La alegría del discípulo de Cristo,  tiene su fundamento en la fidelidad de Dios, cuyas promesas nunca fallan, a pesar de las situaciones de crisis en las que podamos encontrarnos. Y es ahí, entonces, que la gratitud filial y la alegría suscitan el anhelo de adorar al Señor, que es fiel y nunca nos deja solos.

La segunda expresión que nos puede ayudar es ponerse en camino. Levantar la vista , ponerse en camino. Antes de poder adorar al Niño nacido en Belén, los magos tuvieron que hacer un largo viaje. El viaje implica siempre una trasformación, un cambio. Después del viaje ya no somos como antes. En el que ha realizado un camino siempre hay algo nuevo: sus conocimientos se han ampliado, ha visto personas y cosas nuevas, ha experimentado el fortalecimiento de su voluntad al enfrentar las dificultades y los riesgos del trayecto. No se llega a adorar al Señor sin pasar antes a través de la maduración interior que nos da el ponernos en camino.

Liturgia del domingo

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