Las lecturas de este domingo nos invitan a contemplar el poder de la oración perseverante. En Éxodo, Moisés mantiene sus brazos en alto mientras Israel combate a Amalec. Cuando se cansa, Aarón y Hur lo sostienen, mostrando que la oración comunitaria y el apoyo mutuo son esenciales en la lucha espiritual.
El Evangelio de Lucas (18,1-8) presenta a la viuda que insiste ante el juez injusto hasta obtener justicia. Jesús nos enseña que si incluso un juez sin escrúpulos responde a la insistencia, ¡cuánto más lo hará Dios, que es justo y misericordioso!
San Pablo, en la segunda lectura, exhorta a predicar “a tiempo y a destiempo”, recordándonos que la Palabra de Dios es fuente de sabiduría y salvación. La perseverancia no es obstinación vacía, sino fe activa que se sostiene en la promesa de Dios.
Liturgia del domingo