Fiesta de la Inmaculada Concepción

Mujer

La mujer valiente aceptó el riesgo, confió sin pruebas cantó el Magníficat.
La mujer fuerte se echó al camino alumbró en tinieblas, protegió la Vida.
La mujer sabia llevó a Dios en su vientre guardó la palabra, acogió el misterio.
La mujer buena eligió el bien, amó, aun rompiéndose por ello esperó más allá de la muerte.
Tu audacia aquieta hoy nuestras tormentas.
Tu fuerza nos alienta en la fatiga.
Tu sabiduría nos enseña hacia dónde mirar y tu bondad envuelve nuestra inquietud.
Madre tan humana, tan nuestra, tan plena…
…ruega por nosotros.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia del domingo

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Primera Semana de Adviento

La huella

¿Cuál será la huella que me lleve hasta tu encuentro?
No quiero vivir errante y vacío quedándome sólo en tus huellas.
¿Se llamará salud, o enfermedad? ¿Se presentará con el rostro del éxito o con el cansancio golpeado del fracaso?
¿Será seca como el desierto o rebosante de vida como el oasis?
¿Brillará con la transparencia del místico o se apagará en el despojo del oprimido?
¿Caerá sobre mí como golpe de látigo o se acercará como caricia de ternura?
¿Brotará en comunión con un pueblo festivo o en mi indecible soledad original?
¿Será la historia brillante de los libros o el revés oprimido de la trama?
No importa cuál sea el camino que me conduzca hasta tu encuentro.
No quiero apoderarme de tus huellas cuando son reflejo fascinante de tu gloria, ni quiero evadirlas fugitivo cuando son golpe y angustia.
No importa lo que tarde en abrirse el misterio que te esconde, y toda huella tuya me anuncia.
Todo mi viaje llega al silencio y a la espera de mi «no saber» más hondo.
Pero «yo sé» que ya estoy en ti cuando aguardo ante tu puerta.
(Benjamín G. Buelta, sj)

 

Liturgia del domingo

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Jesucristo Rey del Universo

Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda.

Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno.

Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede.

Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

 

Liturgia del domingo

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