¿Dónde está tú tesoro?

Mi tesoro

He perseguido sueños vanos, he comprado tesoros vacíos.
He querido aprisionar amores y he cerrado con llave mi hogar, para que no me lo invadan.
He vestido las dudas con falsas certezas y he tratado de matar mis miedos cerrando los ojos, pero al final vuelvo a estar desnudo y temblando.
Hasta que, al encontrarte, todo cambia. Tu evangelio es fuego que me enciende,
llamada, que me pone en camino, tesoro por el que vendo todo, y soy tan pobre y tan rico.
Tu palabra despierta la pasión. Tu vida es lección que me enseña a vivir, a querer, a saltar al vacío.
Contigo, los sueños son posibles, los tesoros infinitos, el amor eterno.
La puerta está abierta, y el hogar repleto, de momentos, de historias de encuentros.
La fe arriesga, y el miedo calla.
Me visto de Ti, en mi debilidad tu fuerza, y todo encaja.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia

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Buscar los dones de arriba

Levanta tu corazón


Levanta tu corazón cuando caigas, despacito, con humildad ante Dios, consciente de tu miseria, sin extrañarte de haber caído. Pues no es extraña la fragilidad en lo frágil, la limitación en lo limitado y la debilidad en lo débil.

Pero siente de verdad el mal cometido; siente haber vuelto la espalda a Dios. Y con gran ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a caminar bajo su luz, que habías dejado apagarse.

Liturgia

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