SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

El prólogo del Evangelio de san Juan nos lleva al corazón del misterio de la Navidad: “En el principio existía la Palabra… y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. No es solo el relato del nacimiento en Belén, sino la proclamación de que el Hijo eterno de Dios entra en nuestra historia para iluminarla desde dentro.

La Palabra que estaba junto a Dios y era Dios se hace cercana, frágil, humana. En Jesús, Dios no se queda lejano ni abstracto: se hace rostro, voz, gesto, abrazo. La Navidad es la certeza de que la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencen.

Este pasaje nos invita a contemplar la grandeza del amor divino que se abaja para levantar al ser humano. Nos recuerda que cada vida está llamada a reflejar esa luz, a ser testimonio de la gracia que hemos recibido. Celebrar la Natividad es abrir el corazón para que Cristo nazca en nosotros y nos transforme en portadores de esperanza.

🙏 Oración

Señor Jesús, Palabra eterna del Padre, en esta Navidad celebramos tu venida al mundo, tu luz que disipa las sombras, tu amor que se hace carne en nuestra historia. Haznos capaces de acoger tu presencia, de reconocer tu gloria en lo sencillo, y de vivir como hijos de Dios, llenos de gracia y verdad. Que tu nacimiento renueve nuestra esperanza, fortalezca nuestra fe, y nos impulse a ser testigos de tu luz en medio de las tinieblas del mundo. Ven, Emmanuel, habita en nosotros, y haz de nuestra vida un reflejo de tu amor. Amén.

Liturgia del domingo

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=8248