DOMINGO IV DE ADVIENTO: «EL SUEÑO DE JOSÉ»

El Evangelio nos presenta a José, hombre justo, que recibe en sueños la revelación de que el hijo concebido en María es obra del Espíritu Santo. Su actitud es de silencio, obediencia y confianza. No pronuncia palabras en los relatos, pero su vida habla con fuerza: acoge el misterio, protege a María y al Niño, y se convierte en custodio del plan de Dios.

En este último domingo de Adviento, la figura de José nos invita a vivir la espera con fe serena. La verdadera grandeza no está en el ruido ni en la fuerza, sino en la disponibilidad humilde para colaborar con Dios. José nos enseña que la alegría de la Navidad nace de la confianza en que Dios cumple sus promesas, incluso cuando los caminos parecen inciertos.

El nombre que recibe el Niño, Emmanuel —“Dios con nosotros”—, es la clave: no estamos solos. La Navidad es la certeza de que Dios se hace cercano, entra en nuestra historia y permanece junto a nosotros.

Liturgia del domingo

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