La puerta estrecha
Jesús, en su camino hacia Jerusalén, no solo enseña, sino que revela verdades profundas sobre el Reino de Dios. Cuando alguien le pregunta si son pocos los que se salvan, Él no responde con cifras, sino con una exhortación: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”.
Esta puerta representa el camino del amor verdadero, la fidelidad, la humildad y la conversión continua. No basta con haber estado cerca de Jesús físicamente o culturalmente—lo que importa es vivir en coherencia con su mensaje. El Reino no es un privilegio automático, sino una gracia que requiere respuesta activa.
La imagen de personas que “comieron y bebieron” con Él, pero son desconocidas por el Señor, nos interpela: ¿estamos viviendo una fe superficial o una relación profunda con Dios? El Reino acoge a todos, incluso a los que vienen “del norte y del sur”, pero también exige sinceridad y transformación.
Liturgia del domingo