Una oración que transforma

LUZ SIN SOMBRAS

Eres la luz, pero no una luz de sol que baña las criaturas en las orillas de la piel.
No eres la luz que deslumbra las miradas, ni con tu fulgor diluyes todo lo viviente.
Tú eres la luz que nos haces visibles desde dentro, amaneces cada día en el interior de los cuerpos por el oriente infinito de nuestro deseo, enciendes toda criatura y vuelves transparente el celemín que te encubre en nuestra noche.
Toda luz crea sombras, pero tú eres luz que las disipa.
¡Tantas criaturas beben ansiosas cada noche su ración de luces pasajeras en vasos seducidos!
Cuando yo las mire, ¿les brillará en mis ojos el reflejo amigo de tu luz, de su luz, que las habita
y desconocen?
(Benjamín G. Buelta, sj

 

Liturgia

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