Dame, Señor, tu vida en abundancia

En tu abismo, quiero lanzarme y quiero habitar. En tu abismo, me dejo abrazar y contener. En tu abismo, todo mi ser se llena de vida vaciándome. En tu abismo, Vos mismo te fuiste descubriendo.

Sentado a la derecha del último para desde allí volver a recrear, para volver a recrearnos. Todo está cumplido en el abandono, la entrega y la confianza. Donde la Palabra se llena de silencios para parir libertades.

Libertades que nos nombran, que nos hacen ser. Tu abismo es el Camino, es la puerta estrecha. Tu abismo es el amanecer que hace nuevas todas las cosas y a nosotros también.
(Marcos Alemán, sj)

Buen Pastor

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Quédate conmigo, Señor

Señor de nuestro corazón, danos una visión que nos inspire y anime.

Dios de nuestro corazón, danos la sabiduría que necesitamos para seguir caminando.

Dios de nuestro corazón, danos coraje para sentirnos fuertes.

Dios de nuestro corazón, danos confianza para sentir tu consuelo.

Dios de nuestro corazón, ayúdanos a amar nuestra misión.

Dios de nuestro corazón, danos la gracia de arraigar nuestra vida en Ti.

Camino de Emaús

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2º Domingo de Pascua

Tomás

Posa tu mano en la herida del pecho atravesado, toca la muerte del corazón, las angustias abismales, los amores sin destino, los golpes del alma que nunca cicatrizan.


Mete tus dedos en las manos taladradas por el ácido corrosivo de los trabajos duros, por los cepos injustos, por las siegas sin salario.


Acaricia con la yema de tus dedos los pies perforados de los emigrantes sin más tierra que la pegada en sus heridas en cada paso errante.


No tengas miedo de palpar la huella de lanzas y de clavos. ¡Tus dedos sentirán en el fondo de cada herida un latido del resucitado!
(Benjamín González Buelta, sj)

Santo Tomás

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