Ungidos para anunciar la Buena Nueva

Jesús de Nazaret

Eres pan universal que bajaste del cielo subiendo desde el surco, y eres levadura inquieta, disuelves eternidad entre la harina y llenas la vida de preguntas.

Eres horizonte que nos llama hasta lo más hondo del deseo desde la creación en ti reconciliada, y eres camino que se estrena en el sendero más pequeño que te busca saliendo de sí mismo.

Eres fuego inextinguible que nos hace luz en ti y nos quema lo que estorba, y eres el agua de la vida que mana sin prisas en mi pozo y alienta rostros y desiertos.

Eres el viento impetuoso que hincha las velas de audacia sobre el mar encrespado de amenazas, y eres brisa suave y tierna que se sienta en el fondo de mi barca y acaricia la piel arada de salitre.

(Benjamín G. Buelta, sj)

 

Liturgia

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«Vino bueno», capaz de reavivar el Espíritu

Caná


Haced lo que él os diga y convertiréis el pozo gris en puerta de color, el rescoldo en hoguera, el balbuceo en canto, la borrasca en fiesta.
Haced lo que él os diga, o, mejor aún, lo que él haga.
No os conforméis con el sí de los borregos, el quizás de los vacilantes, o el no de los descontentos.
Vuestro sí ha de ser pasión. Vuestra duda, compromiso.
Vuestra negación, profecía. Llenad con agua las tinas que han de saciar la sed de este mundo desquiciado.
Que se convierta en vino de locura para los aburridos, cordura para los exaltados, seguridad para los afligidos, vacilación para los arrogantes. Brindaremos, al fin, en la mesa de todos, que el mismo Dios prepara desde que encendió la luz por vez primera.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia

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