No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. 

Tentaciones

Yo te pido: convierte en pan las piedras para acabar con el hambre de tantos.
Y tú me contestas: Te he dado el mundo para sembrar mi justicia.
Yo te tiento: Quiero que pruebes tu presencia, para vencer a los escépticos.
Y tú me respondes: Que hable de mí tu amor.
Yo te planteo: Quiero atesorar riquezas para construir tu Reino.
Y tú me dices: Estoy en tus manos desnudas.
Semillas de justicia, amor en las obras y manos vacías. He ahí tu camino.
No me dejes caer en la tentación de los atajos.
(José María R. Olaizola, sj)

Liturgia

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Cree en la Buena Noticia

El Evangelio de hoy nos marca tres caminos cuaresmales: el ayuno, la oración, la limosna. Hay que dejar la rutina de nuestros ayunos. Si ayuno es para poder dar más y mejor. Recuento mis adicciones al consumismo loco, a la bebida, al juego, al internet; buen campo para el ayuno. La oración en Cuaresma es más intensa. Las páginas litúrgicas son particularmente ricas y sugerentes durante este tiempo fuerte. También la religiosidad popular tiene cabida con sus vía crucis, procesiones, misereres y peregrinaciones. La limosna queda actualizada. Propongo cosas como estas: hacerse voluntario en Cáritas, Proclade, etc; negarse a comprar productos que sean fruto de una explotación, no digamos si es infantil; algún día de cada semana de Cuaresma privarme de algo programado para dar a una persona o institución; hacer revisión comprometida de los gastos superfluos. Así, lo que comienza en cenizas desembocará en el agua de vida. Al fondo, siempre la Pascua.

 

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