Bienaventuranzas camino de felicidad

¡Ay de mí si no respiro, si no me alimento, si no quiero con locura!
Si no vibro con el júbilo del hermano.
¡Ay de mí si no tiemblo ante su dolor.
Si no abro los oídos para dejarme transformar por tu palabra, y no abro la boca para gritar una pregunta de fe; un veredicto de amistad; una promesa de curación; una canción de justicia.
¡Ay de mí si no abro las manos, liberadas al fin de piedras y cadenas, para dar, en ellas, calor, afecto y abrazo.
¡Ay de mí no por miedo o por amenaza, sino porque, no amando a tu manera no habré vivido!
Mas si, en mi debilidad, te dejo ser atalaya, no habrá lamento, derrota ni queja, habrá esperanza.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia

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Y seré pescador de hombres…

Eres tú quien me llama


Me da vértigo oír tu llamada, me veo tan indigno.
No doy la talla, me agobia no llegar, decepcionarte.
Me intento escabullir, hacerme el sordo, buscar excusas.
Y cuando más agobiado estoy, cuando más duele no responder, cuando peor me siento, me doy cuenta de que ya estoy, ya soy parte de los tuyos, ya me has tomado tú.
No depende de mí y tengo que volver a aprenderlo.
Eres tú quien me llama y quien me da fuerza para responder. Solo tengo que soltar, dejarme llevar por ti, no dejarme de tu mano y cada día lo olvido.
Por eso me pierdo, por eso me siento solo y solo tengo que parar, mirarte, o sentir el tacto de tu mano en la mía.
(Javier Montes, sj)

 

Liturgia

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Fiesta de la Vida Consagrada

“Mis ojos han visto a tu Salvador…” (Lc 2, 22-40)


Señor Jesús, tu Iglesia celebra hoy la fiesta de la presentación del Señor, la fiesta de la Candelaria y la fiesta de la Virgen de la Luz, la fiesta de la Vida Religiosa. Es por eso que esta mañana nuestra oración quiere ser por ellos: por todas y todos los religiosos repartidos por todo el mundo, consagrados a la misión de anunciar tu evangelio desde tantos y tantos carismas inspirados por tu Espíritu.

Señor Jesús, te damos gracias por la vida religiosa, porque es para el mundo luz, ayuda, compañía, báculo y motor para seguir viviendo. Te damos gracias por la vida religiosa porque es para el mundo testimonio de que tú llamas y envías para sanar, educar, denunciar, apoyar, sostener y dignificar la vida de tantos. Te damos gracias por la vida religiosa que acompaña a nuestras comunidades cristianas, que sirve a nuestras familias y que ora por cada una de nuestras intenciones ¡Cuánto bien nos hacen y qué agradecidos estamos por ello!

Señor Jesús, te damos gracias porque tantos hombres y mujeres a lo largo y ancho del mundo se consagran a ti y entregan la vida, lo que son, lo que saben y lo que tienen, al servicio de tu Reino. Cuida de los religiosos y religiosas. Acompáñales en los momentos de tribulación. Inspírales siempre palabras y gestos de esperanza. Haz de ellos siempre luz, siempre alegría, siempre disponibilidad y humanidad regalada en tu nombre. Concede a las instituciones religiosas nuevas vocaciones.

Señor Jesús, gracias por la fiesta de hoy. Gracias por todos esos rostros que conocemos y que hemos conocido, y que nos hicieron y nos hacen la vida y tu mensaje más cercano, más accesible y más vivible. Cuida, Señor Jesús, de tus religiosas y religiosos. Haz que sigan siendo parte de esta familia en la que todos suman.

Así te lo pedimos.

Así sea

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