Renueva nuestras vidas

En lo pequeño

Es en lo pequeño donde se gestan las grandes historias.
En la desnudez vulnerable, en el hambre de evangelio, en la caricia tímida,
en la palabra discreta, en la revolución silenciosa. Así es tu amor.
Un grano de mostaza que ya anuncia un árbol.
Levadura invisible que entreteje, en lo profundo, una justicia inmortal que ha de alzarse al calor del fuego que es tu anuncio. Es en lo pequeño, sí,
donde cabe tu verdad. Magníficat recitado por una muchacha pobre.
Letras en la arena que solo el pecador entiende.
Perfume guardado para la fiesta especial. Amistad de un leproso que regresa a dar las gracias. Campesino que ayuda a cargar la cruz. Cabellos que secan lágrimas de agotamiento y culpa. Humano temor que pide: ‘Velad conmigo’. Así, en lo pequeño, explota el Reino. Y otra vez sin enterarnos.

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No ignorar al que sufre

El sueño del rico epulón

Una noche un rico, mientras dormía, tuvo un sueño. Se encontraba en un lugar oscuro, lleno de gritos, lágrimas y ausencia de felicidad. De pronto, miró hacia arriba y reconoció la silueta de un pobre mendigo que saltaba de felicidad y alegría, y todos los que estaban con él tenían una sonrisa eterna en sus rostros. El rico empezó a gritar pidiéndole ayuda, pero la distancia era tan grande que no podía llegar su voz a los oídos del pobre. Sudando, se despertó repentinamente de la pesadilla… y se quedó pensando en lo que había soñado. De repente recordó que a su puerta siempre dormía un pobre hombre con hambre y lleno de heridas. Se dijo que se parecía mucho al que había visto en sueños. Se acercó al portal de su casa. Le invitó a entrar y le preguntó por su nombre. Llamó al médico para que lo curara y le dijo a la sirvienta que le preparara una buena comida. Después de una semana, ya casi recuperado, le invitó a quedarse con él en su mansión como personal de mantenimiento de la casa y el jardín. El rico descubrió entonces que la alegría comenzaba a sonreír en su corazón y que había llegado a través de la misericordia y la compasión. Desde entonces, el rico se hizo cada vez más pobre porque comenzó a compartir y promover la justicia, pero su corazón se había convertido en el más rico y entrañable del mundo porque ya vivía feliz haciendo felices a los demás.
(Fermín Negre)

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