Fiesta de la Vida Consagrada

“Mis ojos han visto a tu Salvador…” (Lc 2, 22-40)


Señor Jesús, tu Iglesia celebra hoy la fiesta de la presentación del Señor, la fiesta de la Candelaria y la fiesta de la Virgen de la Luz, la fiesta de la Vida Religiosa. Es por eso que esta mañana nuestra oración quiere ser por ellos: por todas y todos los religiosos repartidos por todo el mundo, consagrados a la misión de anunciar tu evangelio desde tantos y tantos carismas inspirados por tu Espíritu.

Señor Jesús, te damos gracias por la vida religiosa, porque es para el mundo luz, ayuda, compañía, báculo y motor para seguir viviendo. Te damos gracias por la vida religiosa porque es para el mundo testimonio de que tú llamas y envías para sanar, educar, denunciar, apoyar, sostener y dignificar la vida de tantos. Te damos gracias por la vida religiosa que acompaña a nuestras comunidades cristianas, que sirve a nuestras familias y que ora por cada una de nuestras intenciones ¡Cuánto bien nos hacen y qué agradecidos estamos por ello!

Señor Jesús, te damos gracias porque tantos hombres y mujeres a lo largo y ancho del mundo se consagran a ti y entregan la vida, lo que son, lo que saben y lo que tienen, al servicio de tu Reino. Cuida de los religiosos y religiosas. Acompáñales en los momentos de tribulación. Inspírales siempre palabras y gestos de esperanza. Haz de ellos siempre luz, siempre alegría, siempre disponibilidad y humanidad regalada en tu nombre. Concede a las instituciones religiosas nuevas vocaciones.

Señor Jesús, gracias por la fiesta de hoy. Gracias por todos esos rostros que conocemos y que hemos conocido, y que nos hicieron y nos hacen la vida y tu mensaje más cercano, más accesible y más vivible. Cuida, Señor Jesús, de tus religiosas y religiosos. Haz que sigan siendo parte de esta familia en la que todos suman.

Así te lo pedimos.

Así sea

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