¿A quién iremos?

Tu cruz, mi vuelo

En tu cruz, Señor, solo hay dos palos, el que apunta como una flecha al cielo y el que acuesta tus brazos. No hay cruz sin ellos y no hay vuelo. Sin ellos no hay abrazo.

Abrazar y volar, ansias del hombre en celo.
Abrazar esta tierra y llevármela dentro.
Enséñame a ser tu abrazo. Y tu pecho.
A ser regazo tuyo y camino hacia Ti de regreso.
Pero no camino mío, sino con muchos dentro.
Dime cómo se ama hasta el extremo.
Y convierte en ave la cruz que ya llevo.
¡O que me lleva! porque ya estoy en vuelo.
(Ignacio Iglesias, sj)

 

Domingo XXIV T.O B

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