Acoger a Jesús como el camino, la verdad y la vida

El pan partido sació los estómagos vacíos. Las piedras no pudieron acallar la Voz del justo.

El sepulcro está vacío. Quedan unas vendas, una losa movida –porque la vida remueve las losas que nos apresan–, una ausencia, y un sendero que se pierde en el horizonte.

Allí se adivinan la paz, la concordia, la risa de los inocentes que ya no lloran amarguras ni derrotas.

Y los pies se mueven, casi sin darse cuenta, para perseguir las huellas de quien nos pide, hoy y siempre, seguir caminando.

(José María R. Olaizola, sj)


Camino,verdad,vida

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=5980