Necesitamos la Palabra vivificadora que nos llega de Dios. ¿Sabremos escucharla?

La tentación va a estar siempre ahí, como manzana o como piedras  que se convierten en pan;
como aplauso buscado  desde la cornisa del mundo  o como rodilla que se dobla ante la promesa de un ídolo malvado.
Siempre va a estar ahí,  buscando mi hambre y mi sed,  conociendo dónde piso, ofreciéndome novedad en el vergel  y consuelo en las grietas de mis desiertos.
Lo humano es ser tentado,  lo de Dios lo puedes encontrar en tu interior.

(José de Pablo, sj)

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