Desde el silencio…

Saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo.  “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.

Al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontramos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.
En medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad.

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Carrera de vida – 3º Domingo de Adviento, Ciclo A

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Curar heridas…

3o-semana-adviento-16Ten paciencia, tú que escuchas, hasta mi venida. Mucha gente espera. Espera el labrador a que la tierra dé fruto. Espera la mujer embarazada, descubriendo cada cambio en su cuerpo, y anticipando la vida en ciernes. Espera el estudiante el resultado de su trabajo. Espera quien no ve salida, resistiéndose a rendirse, confiando en que al final del túnel habrá una luz. Ten paciencia también tú y mantente firme, porque la venida del Señor está cerca. No te quejes de los demás, pues si vives en estado de queja constante, terminarás encerrándote en una prisión de tristeza y amargura. Mira que yo soy juez, y estoy cerca.
Fíjate en los profetas. Ellos son un ejemplo de sufrimiento y de paciencia. Ellos, y tantos hombres y mujeres que, como ellos, en distintas épocas, hablaron en nombre del Señor, proclamando su reino, anunciando su justicia, compartiendo su consuelo.

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