«Al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré»

Y salió el amor, a recorrer nuestros caminos,  a visitar ciudades, a mezclarse entre la gente.
Un extraño viento lo llevaba y lo traía, y con él iba su voz, su alegría y su mensaje:
¡Hagamos del amor nuestra señal!

¡Dichosos aquellos que renuevan el amor gastado! ¡Dichosos aquellos que curan el amor herido!
¡Dichosos aquellos que encienden el amor apagado! ¡Dichosos aquellos que levantan el amor caído! ¡Dichosos aquellos que perdonan el amor equivocado! ¡Dichosos aquellos que enderezan el amor torcido! ¡Dichosos aquellos que liberan el amor atado! ¡Dichosos aquellos que entregan el amor recibido! ¡Dichosos aquellos que resucitan el amor muerto!

Seve Lázaro, sj

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Yo soy – 5º Domingo de Pascua, Ciclo A

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“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”

La salida precipitada de Judas, el anuncio de que Pedro lo negará muy pronto, las palabras de Jesús hablando de su próxima partida, han dejado a todos desconcertado y abatidos. ¿Qué va ser de ellos?

Jesús capta su tristeza y su turbación. Su corazón se conmueve. Olvidándose de sí mismo y de lo que le espera, Jesús trata de animarlos:”Que no se turbe vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí”. Más tarde, en el curso de la conversación, Jesús les hace esta confesión: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”. No lo han de olvidar nunca.
“Yo soy el camino”. El problema de no pocos no es que viven extraviados o descaminados. Sencillamente, viven sin camino, perdidos en una especie de laberinto: andando y desandando los mil caminos que, desde fuera, les van indicando las consignas y modas del momento.
Y, ¿qué puede hacer un hombre o una mujer cuando se encuentra sin camino? ¿A quién se puede dirigir? ¿Adónde puede acudir? Si se acerca a Jesús, lo que encontrará no es una religión, sino un camino. A veces, avanzará con fe; otras veces, encontrará dificultades; incluso podrá retroceder, pero está en el camino acertado que conduce al Padre. Esta es la promesa de Jesús.

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