«Yo soy la vid verdadera…»

¡Señor Jesús!
Mi fuerza y mi fracaso eres Tú. Mi herencia y mi pobreza.
Tú, mi justicia, Jesús. Mi guerra y mi paz. ¡Mi libre libertad!
Mi  muerte y vida, Tú, palabra de mis gritos, silencio de mi espera, testigo de mis sueños.
¡Cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura, perdón de mi egoísmo,  crimen de mi proceso, juez de mi pobre llanto, razón de mi esperanza, ¡Tú!
Mi Tierra prometida eres Tú. La pascua de mi pascua.
¡Nuestra gloria por siempre, Señor Jesús!
(Pedro Casaldáliga)

 

Liturgia del domingo

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