Manos del Viernes Santo
Hay manos crueles.
Señalan, violentas, apuntando al justo. ¡Que muera!
Se lava las manos quien no se complica ni con la justicia, ni con la verdad.
¡Que muera!
Aplauden, absurdos, quienes de todo hacen un espectáculo.
Libera a Barrabás.
Y ese, ¡que muera!
Agarran el látigo, trenzan las espinas, despojan de ropas, empuñan el mazo o clavan en cruz, las manos serviles de quien obedece a normas injustas.
¡Que muera!
Pero hay otras manos que ofrecen alivio, enjuagan cansancios, comparten el peso, acogen un cuerpo, esconden el rostro surcado por lágrimas, o se alzan al cielo en muda plegaria.
Y luego, sus manos, traspasadas.
¿Dónde están las tuyas?
(José María R. Olaizola, SJ)