Señor, déjame ir contigo.

Aplicando sentidos

Sólo quiero caminar detrás, pisar donde pisas, mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas que habitan los olvidados, los que no recuerda nadie, ver cómo los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra, simple y preñada de Dios que, aunque a muchos incomode, a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa, comer del pan compartido que con tus manos repartes a todos los que se acercan.
Y un día, tocar tu manto como esa pobre mujer, suave, sin que tú lo notes arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan se atreve a abrazar tus pies y derrama su perfume, porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti pueda conocerte más, tú seas mi único amor  y te siga hasta morir.

(Javi Montes, sj)

 

Liturgia del domingo

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