Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda.
Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno.
Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede.
Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».
Liturgia del domingo