«El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Cuerpo de Cristo

Ojos inquietos por verlo todo.
Oídos atentos a los lamentos, los gritos, las llamadas, la lengua dispuesta a hablar verdad, pasión, justicia.
Cabeza que piensa, para encontrar respuestas y adivinar caminos, para romper las noches con brillos nuevos.
Manos gastadas de tanto bregar, de tanto abrazar de tanto acoger de tanto repartir pan, promesa y hogar.
Entrañas de misericordia para llorar las vidas golpeadas y celebrar las alegrías.
Los pies, siempre en marcha hacia tierras abiertas, hacia lugares de encuentro.
Cicatrices que hablan de luchas, de heridas, de entregas, de amor, de resurrección.
Cuerpo de Cristo.
Cuerpo nuestro.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia del domingo

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