Ven, Espíritu Santo
Y el Espíritu vino, para recordarnos la verdad, para que tengamos memoria agradecida y corazón misionero.
Entonces balbuceando dijimos: ven, ilumínanos, llénanos, sánanos.
Abrimos los labios, y nos puso las palabras justas, alentándonos a ser personas sabias.
Abrimos los oídos, y escuchamos el dolor silencioso de los pobres, el lamento hecho susurro de los nadies.
Abrimos nuestras heridas y sentimos el soplo sanador y cicatrizante.
Abrimos el corazón y nos encontramos amigos, hermanos, familia.
Liturgia del domingo