Reconocer a Jesús…

Luz del mundo

En medio de la tiniebla se enciende una risa que despide el invierno de penas y fríos.
Se prenden hogueras que reavivan los cuerpos entumecidos.
Una palabra tierna rompe el silencio opresivo y el diálogo brota al fin, a borbotones.
Arde una lámpara que vacía las sombras de    fantasmas y miedos.
Dos amigos sellan la paz con un beso, y acaban con años de rencor y heridas.
En una mesa bien provista nadie queda fuera.
Somos risa y fuego, palabra y lámpara, beso y mesa, luz del mundo, hermanos, nacidos para iluminar la tierra.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia del domingo

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