Bendecir
Bendecir es hablar en verdad, es mostrar posibilidades, es desvelar la grandeza oculta en lo sencillo, es reconocer semillas de divinidad que llevamos sembradas en la entraña, y comprender que las palabras a menudo traen el eco de Su voz. Solo hay que aprender a escuchar. Bendecir es quitarse la venda; de los ojos, para ver que la realidad estaba habitada por el Espíritu, y comprender que estamos llenos; de gracia.
Es hacer de la vida un campo de juego y no de batalla.
Es llamar al otro por el nombre que Dios mismo le dio.
(José María R. Olaizola, sj)
4ª Semana de Adviento