Por él, a causa de él, gracias a él…

El círculo de la vida

¿Se puede elegir el lugar para morir?
Todo depende si uno se anima a elegir el lugar para vivir.
Un lugar que lo hacen las personas, los compañeros y compañeras que cada uno va buscando.
Los encuentros no son casualidades, por eso, no pasamos de largo mientras seguimos andando.
¿Cómo arraigarme en el desarraigo? ¿Cómo encontrarme si me sigo despidiendo?
La vida me encuentra andando. La muerte misma se va llenando de más Vida. Vamos resucitando después de cada partida.
El resucitar tiene algo de circular, allí no hay delante ni hay detrás, el pasado se vuelve futuro y el futuro presente.
El tiempo se descubre unidad, lleno de significativos momentos, lleno de rostros, lleno de nombres, que, en el ?gracias?, nunca los perdemos de vista.
¿Es que uno puede elegir el lugar para morir?
No sé, porque al vivir resucitando la muerte ya no tiene lugar en el círculo de la vida y en sus rostros llenos de tantas historias y relatos
(Marcos Alemán, sj)

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