Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy

Desde el silencio…

Padre, Dios, en esta noche de la última Cena, nos quedamos asombrados ante la fidelidad de Jesús a tu Plan de salvación, y ante su entrega incondicional a la humanidad. En esta noche de la última Cena, Padre de Jesucristo, ésta es nuestra plegaria: Envíanos tu Espíritu para seguir el proyecto de Jesús. Que su amor nos haga gratuitos. Que su valentía nos llene de fortaleza. Que su decisión alumbre nuestra fe. Que su vida entregada nos mueva a la ternura. Queremos entregar nuestra vida a ti, Padre bueno. Ser testigos creíbles de que el amor es más fuerte.

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