SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME

 

Pon tus manos sobre mí, Jesús, tus manos humanas, curtidas y traspasadas: comunícame tu fuerza y energía, tu anhelo y tu ternura, tu capacidad de servicio y de entrega.

Pon tus manos sobre mí, Jesús, y abre en mí ser y vida surcos claros y ventanas ciertas para el Espíritu que vivifica: líbrame del miedo y de la tristeza, de la mediocridad y de la pereza.

Pon tus manos sobre las mías, Jesús, que están sucias y perdidas; dales ese toque de gracia que necesitan: traspásalas, aunque se resistan, hasta que sepan dar y gastarse y hacerse reflejo claro de las tuyas.

Déjame poner mis manos en las tuyas y sentir que somos hermanos, con heridas y llagas vivas y con manos libres, fuertes y tiernas, que abrazan

 

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