¿Dónde está tú tesoro?

Mi tesoro

He perseguido sueños vanos, he comprado tesoros vacíos.
He querido aprisionar amores y he cerrado con llave mi hogar, para que no me lo invadan.
He vestido las dudas con falsas certezas y he tratado de matar mis miedos cerrando los ojos, pero al final vuelvo a estar desnudo y temblando.
Hasta que, al encontrarte, todo cambia. Tu evangelio es fuego que me enciende,
llamada, que me pone en camino, tesoro por el que vendo todo, y soy tan pobre y tan rico.
Tu palabra despierta la pasión. Tu vida es lección que me enseña a vivir, a querer, a saltar al vacío.
Contigo, los sueños son posibles, los tesoros infinitos, el amor eterno.
La puerta está abierta, y el hogar repleto, de momentos, de historias de encuentros.
La fe arriesga, y el miedo calla.
Me visto de Ti, en mi debilidad tu fuerza, y todo encaja.
(José María R. Olaizola, sj)

 

Liturgia

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Buscar los dones de arriba

Levanta tu corazón


Levanta tu corazón cuando caigas, despacito, con humildad ante Dios, consciente de tu miseria, sin extrañarte de haber caído. Pues no es extraña la fragilidad en lo frágil, la limitación en lo limitado y la debilidad en lo débil.

Pero siente de verdad el mal cometido; siente haber vuelto la espalda a Dios. Y con gran ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a caminar bajo su luz, que habías dejado apagarse.

Liturgia

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Quien pide, recibe…

Enamórate

Nada puede importar más que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.
(Joseph Whelan)

 

Liturgia

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No cierres los ojos, ni el corazón

EL PRÓJIMO

El prójimo no es algo que ya existe.
Prójimo es algo que uno se hace.
Prójimo no es el que ya tiene conmigo relaciones de sangre, de raza, de negocios, de afinidad…
Prójimo me hago yo cuando ante un ser humano, incluso ante el extranjero o el enemigo,
decido dar un paso que me acerque, que me aproxime a él.
(cardenal Martini)

 

Liturgia

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