La mies es mucha…

Los «obreros» de los que habla Jesús son los misioneros del Reino de Dios. Su tarea es anunciar un mensaje de salvación dirigido a todos. …No sólo lo hacen los misioneros que van a tierras lejanas, sino también nosotros, misioneros cristianos que decimos una palabra buena de salvación. …Jesús ha «acercado» a Dios a nosotros; en Jesús, Dios reina en medio de nosotros, su amor misericordioso vence el pecado y la miseria humana. 
Ésta es la Buena Noticia que los «obreros» deben llevar a todos: un mensaje de esperanza y de consolación, de paz y de caridad. Jesús, cuando envía a sus discípulos para que lo precedan en las aldeas, les recomienda: «Digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!»… «Curen a sus enfermos».
Todo ello quiere decir que el Reino de Dios se construye día a día y ofrece ya en esta tierra sus frutos de conversión, de purificación, de amor y de consolación entre los hombres. Construir día tras día este Reino de Dios que se va haciendo. No destruir, construir. El discípulo  deberá tener conciencia de la realidad difícil y a veces hostil que le espera. «Yo los envío como a ovejas en medio de lobos». La hostilidad que está desde siempre, desde el comienzo de las persecuciones de los cristianos, porque Jesús sabe que la misión está obstaculizada por la obra del maligno.
Liturgia del domingo

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Solemnidad de San Pedro y San Pablo

¿QUIEN ES PARA NOSOTROS?

No es fácil intentar responder con sinceridad a la pregunta de Jesús: «quién decís que soy yo?». En realidad, ¿Quién es Jesús para nosotros? Su persona nos llega a través de veinte siglos de imágenes, fórmulas, ideologizaciones, experiencias, interpretaciones culturales.., que van desvelando y velando al mismo tiempo su riqueza insondable. Pero, además, cada uno de nosotros vamos revistiendo a Jesús de lo que nosotros somos. Y proyectamos en él nuestros deseos, aspiraciones, intereses y limitaciones. Y casi sin darnos cuenta, lo empequeñecemos y desfiguramos incluso cuando tratamos  de exaltarlo. Pero Jesús sigue vivo. Los cristianos no lo hemos podido disecar con nuestra mediocridad. No permite que lo disfracemos. No se deja etiquetar ni reducir a unos ritos, unas fórmulas, unas costumbres. Jesús siempre desconcierta a quien se acerca a él con una postura abierta y sincera. Siempre es distinto de lo que esperábamos. Siempre abre nuevas brechas en nuestra vida, rompe nuestros esquemas y nos empuja a una vida nueva.

Liturgia del domingo

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Solemnidad del Corpus Christi

Hacer memoria de Jesús

Hacemos memoria de Jesús cuando escuchamos en los evangelios el relato de su vida y su mensaje. Los evangelios han sido escritos, precisamente, para guardar el recuerdo de Jesús alimentando así la fe y el seguimiento de sus discípulos.
Del relato evangélico no aprendemos doctrina sino, sobre todo, la manera de ser y de actuar de Jesús, que ha de inspirar y modelar nuestra vida. Por eso, lo hemos de escuchar en actitud de discípulos que quieren aprender a pensar, sentir, amar y vivir como él.
La memoria de la Cena.
Hacemos memoria de la acción salvadora de Jesús escuchando con fe sus palabras: «Esto es mi cuerpo. Vedme en estos trozos de pan entregándome por vosotros hasta la muerte… Este es el cáliz de mi sangre. La he derramado para el perdón de vuestros pecados. Así me recordaréis siempre. Os he amado hasta el extremo».
En este momento confesamos nuestra fe en Jesucristo haciendo una síntesis del misterio de nuestra salvación: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús». Nos sentimos salvados por Cristo, nuestro Señor.

 

Liturgia del domingo

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Santísima Trinidad

No un Dios solo

«Sólo Dios basta», pero un Dios al que no basta  andar él solo
por todo el universo.
Dios se nos acerca en cada ser del cosmos, que es para nosotros hogar, alimento, tarea y horizonte.
¡Comunión cósmica que nos une a Dios en la vida que nos llena a través de los sentidos, don y presencia suya en nosotros sin medida!
Dios libre y único en el último rincón de callada intimidad,
donde cada persona se hace consistente.
“Sólo Dios basta», pero un Dios al que no basta andar él solo
por todo el universo.
(fragmentos de un poema de Benjamín González Buelta, SJ)

 

Liturgia del domingo

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