Dios nos eligió para mostrarnos unos a otros el rostro del amor de Dios. Somos el vocabulario de Dios; palabras vivas para dar voz a la bondad de Dios con nuestra propia bondad, para dar voz a la compasión, la ternura, la solicitud y la fidelidad de Dios con las nuestras propias.
A mi medida. ¡Tan débil como yo, tan pobre y solo! Tan cansado, Señor, y tan dolido del dolor de los hombres! Tan hambriento del querer de tu Padre [Jn 4, 34]
y tan sediento, Señor, de que te beban… [Jn 7, 37]
Tú, que eres la fuerza y la verdad, la vida y el camino; y hablas el lenguaje de todo lo que existe, de todo lo que somos. Sacias la sed, la nuestra y la del campo, sentado junto al pozo de los hombres. Arrimas tu hombro cansado a mi cansancio y me alargas la mano cuando la fe vacila y siento que me hundo. Tú, que aprendes lo que sabes, y aprendes a llorar y a reír como nosotros Tú, Dios, Tú, hombre, Tú, mujer, Tú, anciano, Tú, niño y joven, Tú, siervo voluntario, siervo último siervo de todos… Tú, nuestro. Tú, nosotros.
(Ignacio Iglesias, SJ)
Liturgia del domingo
Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=7863
Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos. Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado. Santa Familia de Nazaret, que sepamos tomar conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. (Papa Francisco)