¡Alégrate! ¡Resucitó!

Para ser tu mensajero


Ilumina mi sombra para llevar tu luz. Ilumina mi sonrisa para abrazar tus resurrecciones.

Ilumina mi impotencia para fortalecerme en tu amor.

Ilumina mi andar para crecer en la entrega.

Ilumina mis palabras para no tener miedo a tus silencios.

Ilumina mis lágrimas para seguir sembrando. Ilumina mis errores para aprender de vos.

Ilumina mi oración para no ser sordo a tu llamado.

Ilumina mi latir para no perder el ritmo del Reino.

Ilumina mis necesidades para animarme a vivir más allá de ellas.

Ilumina mi amor para que sea incondicional y hasta el extremo como el tuyo.

Ilumina mi soñar para despertar contigo.

Ilumina mi música para cantar con los demás.

Ilumina mis heridas para regarlas desde el manantial.

Ilumina mi carisma para que sea plenitud de vida.

Ilumina mi cercanía para construir a la vez distancias y puentes.

Ilumina mi Eucaristía para hacerlo en memoria tuya.

Ilumina mi paz para ser tu mensajero.
(Marcos Alemán, sj)

¡Resucitó!

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=5955

Nos amó hasta el extremo

A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=5949

El amor se hace servicio

 DIOS AL REVES

Siempre me dijeron que estabas arriba, que eras poderoso, omnisciente y juez, que legiones de ángeles te servían y que tenías corona, manto, anillo de rey.
En tu nombre y con la biblia, desde siglos, se proclaman reyes, papas, presidentes.
Se les sienta en tronos, se les reverencia como embajadores y portavoces tuyos.
¿Cómo imaginarte, entonces, sin atributos? ¿Cómo pensar el mundo sin jerarquías?
Si tú eres un Dios sin poder, arrodillado, todo tambalea: la fe, la política, la economía.
Pero así quisiste ser, un Dios al revés. Sin rango sagrado, sin incienso, sin letanías, dejándote en mis manos como pan de cada día, tus pies detrás de los míos, hasta desfallecer.
Ya no quiero quererte, sin querer de esa manera, siempre en dirección contraria al cálculo y al rédito, sirviendo sin requisitos, hasta el corazón abrirse a una muerte con sentido, a una vida sin barreras.
(Seve Lázaro, sj)

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=5940