«No puede haber tristeza cuando nace la vida»

Vino para quedarse

Vino para quedarse, habitar entre nosotros.
Bautizarse, peregrinar, pasar hambre y hasta ser tentado.
Vino para quedarse porque se le ocurrió amarnos.
Jugarse por cada uno de nosotros.
Porque se le ocurrió cubrir con su sombra a aquella mujer, guiando en sueños a aquel artesano.
Vino para quedarse, sabiendo que mucho lugar no tenía.
Que hasta nos iba a costar encontrarle su lugar.
Entre ángeles y pastores empezamos a abrir los ojos.
Envuelto en pañales lo encontraron los magos, cuando la estrella se detuvo en aquel corral convertido ahora de excluido hogar en Tienda de Encuentro.
Pesebre donde falta de todo, pero sobra amor.
Y vio Dios que era bueno, y también lloró y se quedó.

(Marcos Alemán, sj)

 

Liturgia Navidad

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Dios está con nosotros

Que ya estabas aquí

Dicen que vienes, y siempre es tiempo, pues te esperamos en la tierra sedienta de milagros, en la duda que nos muerde, en el sollozo ajeno que estremece e inquieta.
Te esperamos en el fracaso que nos derriba, y en el triunfo (que no nos vuelva islas distantes), en el perdón que se nos escapa, en la calma que no alcanzamos.
Te acercas en el vendaval que a veces nos sacude, en el arrumaco que nos aquieta. Te nos llegas, sorprendente.
Desbordas nuestra espera de palabras nuevas con respuesta eterna.
Y estás muy dentro y muy fuera. Vienes volviéndolo todo del revés, puerta imprevista a un cielo de pobres y pequeños, hombro en que se recuestan los heridos, los culpables, los enfermos. Ya, Señor, Dios-con-nosotros, Dios nuestro.
(José María Rodríguez Olaizola, sj)

 

Liturgia del domingo

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Amar la vida

La señal del amor

Y salió el amor, a recorrer nuestros caminos, a visitar ciudades, a mezclarse entre la gente.
Un extraño viento lo llevaba y lo traía, y con él iba su voz, su alegría y su mensaje:
¡Hagamos del amor nuestra señal!
¡Dichosos aquellos que renuevan el amor gastado!
¡Dichosos aquellos que curan el amor herido!
¡Dichosos aquellos que encienden el amor apagado!
¡Dichosos aquellos que levantan el amor caído!
¡Dichosos aquellos que perdonan el amor equivocado!
¡Dichosos aquellos que enderezan el amor torcido!
¡Dichosos aquellos que liberan el amor atado!
¡Dichosos aquellos que entregan el amor recibido!
¡Dichosos aquellos que resucitan el amor muerto!
(Seve Lázaro, sj)

Liturgia del domingo

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