El rostro de Jesús… Amor

Y así sigue ocurriendo hoy. Forasteros rechazados, vejados, excluidos, encajonados entre fronteras, intocables. Gente sola, sin recursos, pobres detrás de fachadas de indiferencia; trabajadores explotados en condiciones inhumanas para que siga girando la máquina de lo barato.

Créditos impagables, aprovechando la debilidad de quien nada tiene. Abusos, corruptelas. Codicia, violencia.
Y Dios, ¿Dónde está? Hoy, más que nunca, vuelve a nosotros su promesa: «Si el afligido grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».

Pero esa promesa es también un grito de vuelta, porque tal vez, solo tal vez, cada uno de nosotros seamos la respuesta de Dios a este mundo atormentado y turbulento. Por eso, no podemos ser sordos, indiferentes, o colaboradores ante las heridas que atraviesan la creación.

Continuar leyendo

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=4810