Perdonar, sin vanagloriarse de nada y sin condenar a nadie

30-domingo-c

La oración del fariseo

Te doy gracias, Señor, porque no soy como los demás. Yo cumplo la ley, yo sé que soy bueno. Yo hago lo que te agrada. Yo rezo como un campeón. Voy a misa los domingos y fiestas de guardar. Cumplo hasta el último punto de la ley. Me atengo a lo escrito. El catecismo es mi manual de cabecera. No como todos esos, que cumplen a medias. No como tanto frívolo que quiere servir a dos señores. No como los malos cristianos, que se conforman con todo. Gracias por hacerme tan fiel, tan fuerte, tan capaz…

La oración del publicano

Señor, ayúdame. Ten compasión de mí, que soy una calamidad. Conozco tu evangelio, y sin embargo tantas veces no soy capaz de vivirlo. Amo a medias. Me descubro más egoísta que generoso. Más cómodo que arriesgado. Más incoherente que cumplidor. Pero tú, ayúdame, porque te necesito. Y yo sé que con mi fragilidad tú puedes hacer maravillas.

Continuar leyendo

Enlace permanente a este artículo: https://www.divinomaestro.com/?p=3973